Más allá del 2%: la defensa de nuestra seguridad

Más allá del 2%: la defensa de nuestra seguridad

En los últimos años, vivimos una inestabilidad geopolítica que ha sacudido los cimientos de la sociedad europea. Nada de lo previsto cuando empezó este siglo ha resultado acorde con la realidad actual: ni el capitalismo de libre mercado es el sistema económico hegemónico, ni la globalización ha hecho que la mayor interrelación económica haga decaer los incentivos para los conflictos bélicos, ni la democracia liberal se ha implantado en todo el planeta. En este ámbito, más bien ha sucedido lo contrario, pues según el último Informe del proyecto Varieties of Democracy (V-Dem), el 71% de la población mundial - 5.700 millones de personas - vive en autocracias, lo que supone un aumento respecto al 48% de hace diez años.

Durante décadas, España y los ciudadanos de la Unión Europea han disfrutado de un período de paz sin precedentes. Sin embargo, la guerra de agresión de Rusia contra Ucrania y las diferentes guerras híbridas que venimos sufriendo desde hace años por parte de autocracias interesadas en desestabilizar a las democracias, han marcado un punto de inflexión en la seguridad europea, que obliga a la UE a asumir su responsabilidad de prestar a sus ciudadanos el bien público de seguridad que es una condición necesaria para el desarrollo social y económico.

Las autocracias, que han retomado el viejo concepto imperial de las zonas de influencia y no respetan las reglas de la diplomacia ni un mundo basado en reglas, no dejan de incrementar su gasto en defensa y en innovación tecnológica, reduciendo la ventaja que en este aspecto tenía el mundo democrático. En estas circunstancias viene a cuento el recuerdo que hace poco ha realizado en la prensa española Anne Applebaum de las palabras que pronunció George Orwell durante la II Guerra Mundial: “Es una cuestión de mero sentido común. Quien estorba el esfuerzo bélico de un bando está automáticamente facilitando el del otro”.

La libertad no tiene precio y para defenderla se deben destinar los recursos que sean necesarios. Para que la Unión Europea pueda preservar la paz en el continente es imprescindible que se sitúe en la vanguardia tecnológica y que sea capaz de garantizar la disponibilidad de cualquier equipo de defensa en cualquier momento.

 

En la UE se prevé que el gasto total en defensa de los Estados miembros en 2024 aumente más de un 30 % en comparación con 2021, hasta unos 326.000 millones de euros, alcanzando un 1,9 % del PIB de la UE. Este esfuerzo presupuestario, que tiene que seguir incrementándose, debe ir acompañado de la aprobación de proyectos estratégicos comunes, del aumento de las compras colaborativas, de la garantía de la interoperabilidad de los diferentes medios y del incremento de la inversión destinada a I+D+I.

 

En el caso de España, el gasto en defensa per cápita de 2014 a 2023 ha experimentado un incremento medio anual del 2,77%. En el conjunto de los países de la OTAN el crecimiento ha sido menor, situándose en el 1,36%. Desde 2018 hasta 2024, la inversión de España en defensa ha aumentado en 8.551 millones de euros. En el año 2023 se incrementó el presupuesto de defensa un 26,31%, lo que ha permitido incrementar en un 60,9% el capítulo de inversiones dedicado a los programas de defensa.

 

Aunque este esfuerzo ya supone un reto mayúsculo, pues al mismo tiempo se está produciendo un crecimiento del PIB superior al de los países de nuestro entorno, también es una oportunidad para consolidar una base industrial fuerte y competitiva. Proyectos como el blindado VCR 8X8 Dragón, el submarino S-80, las fragatas F-110, el programa FCAS y los satélites SPAINSAT NG son ejemplos de programas en los que la industria española demuestra que está en la vanguardia tecnológica y que tiene capacidad para participar, e incluso liderar, importantes proyectos multinacionales.

Y es que la industria de defensa española ha reflejado su potencial como uno de los sectores clave para la soberanía tecnológica y la economía del país. En 2023, las cifras reflejaron una facturación consolidada de 13.000 millones de euros. Este sector alcanzó un impacto total en el PIB de 19.700 millones de euros, tuvo un balance comercial positivo de 4.731 M€, representa el 11,5% del gasto total en I+D+I en España, contribuyó con casi 7.000M€ a la recaudación fiscal y generó más de 215.600 empleos directos, indirectos e inducidos altamente productivos y retribuidos muy por encima de la media nacional.

Dicho esto, no es menos cierto que la industria española de defensa (también la europea) se enfrenta a retos significativos que deberá superar si no quiere quedarse estancada. La histórica fragmentación del sector es uno de los desafíos más acuciantes. Necesitamos avanzar hacia un proceso de consolidación empresarial que dé lugar a compañías de mayor tamaño que sean capaces de competir de tú a tú en cualquier lugar del mundo. Asimismo, es fundamental trabajar en una mejora de la percepción social del sector, destacando su papel estratégico, no solo para la defensa, sino también para la economía y el bienestar general de la población, como viene haciendo la Feria Internacional de Defensa y Seguridad de España (FEINDEF) desde su primera edición en 2019.

Por su parte, las Fuerzas Armadas españolas necesitan tener a su lado una industria capaz de modernizar sus capacidades en áreas críticas como la ciberseguridad, los sistemas aéreos no tripulados, los vehículos blindados de última generación, las plataformas navales avanzadas y los avanzados sistemas de mando y control. Un esfuerzo de modernización que está alineado con los compromisos adquiridos por España con la OTAN y en los que España en concreto, y Europa en general, trabajan con diligencia en los últimos años. No debemos olvidar que la defensa y la seguridad son un bien público básico necesario para el desarrollo social y económico de un país y una garantía de paz a largo plazo.

Las directrices establecidas en la Estrategia de Seguridad Nacional son claras: “La protección de la soberanía nacional, la población y su libertad requiere disponer de unas adecuadas capacidades militares, tecnológicamente avanzadas, que contribuyan a garantizar una disuasión creíble, desde la premisa de que la diplomacia y el Derecho Internacional son los principales instrumentos para proteger los intereses nacionales”.

Y, además, remarca que “esta mejora de las capacidades militares asociadas a la disuasión y la defensa ha de ser sostenible en el largo plazo, lo que exige disponer de un marco presupuestario estable y una política activa de colaboración público-privada que apoye firmemente al sector.

La capacidad para disuadir mediante el instrumento militar es necesaria como última garantía de defensa frente a las amenazas a los intereses vitales de un Estado. En otras palabras, constituye la última garantía de supervivencia del Estado si todo lo demás falla. Pero una capacidad militar disuasoria no solo debe materializarse, sino que debe ser creíble.

Pese a estos retos, el panorama es alentador. Con su industria y sus Fuerzas Armadas al frente, España ha demostrado una capacidad de adaptación y resiliencia en los momentos más críticos, como durante la pandemia de COVID-19, cuando contribuyó con todas sus capacidades a garantizar la seguridad de miles de españoles en situación crítica. Esta misma capacidad puede y debe ser el motor para responder a las crecientes demandas de nuestras Fuerzas Armadas y consolidar a España como un actor clave en el marco de la seguridad europea.

No cabe duda de que España se encuentra en buena posición para atender las necesidades de sus Fuerzas Armadas y contribuir a la seguridad nacional y europea. O, lo que es lo mismo, para garantizar la seguridad de todos y cada uno de sus ciudadanos. Pero alcanzar este objetivo requiere un compromiso colectivo por parte de las empresas (para seguir avanzando en la innovación y la cooperación industrial), del Gobierno (para invertir y liderar con una visión a largo plazo) y de la sociedad (para reconocer el valor de una defensa que no solo protege, sino que también construye futuro). Si logramos superar estos retos, estaremos mejor preparados para afrontar el futuro con seguridad, en paz y en libertad.

FUENTE: elmundo.es

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The International Defence and Security Exhibition of Spain, FEINDEF, is a biennial event organized by the Feindef Foundation and institutionally supported by the Ministry of Defence. With the incorporation of an additional hall and an area of over 50,000 m2, FEINDEF 25 consolidates itself as the leading showcase in the sector for projecting our companies and organizations in the international market.
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