El 25 de septiembre de 2015 los líderes mundiales adoptaron una serie de medidas globales conocidas como Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Estos objetivos se crearon con la finalidad de aportar valor a la sociedad a través de acciones que protejan al planeta y aseguren la prosperidad del mismo.
Dentro de estos objetivos destaca el de alcanzar la igualdad de género y empoderar a todas las mujeres, esenciales para la construcción de un mundo más pacífico y próspero.
Si analizamos la historia, el género femenino ha sido el más vulnerable cuando se suscita algún conflicto entre naciones y las mujeres han tenido una baja representación en los acuerdos para las negociaciones de paz. No obstante, siempre han demostrado habilidades natas para conseguir que la paz sea más duradera ya que suelen aportar el grado de resiliencia y empatía necesarios para lograrlo.
Asimismo, se ha encontrado que la igualdad de género está estrechamente relacionada con el desarrollo económico de los países. Según un estudio realizado por el Instituto Europeo de la Igualdad de Género (EIGE) la inclusión de las mujeres en todos los ámbitos podría generar entre 6 y 10 millones de puestos de trabajo adicionales en 2050, lo que aumentaría cerca del 10% el PIB en la UE.
Aumentar el PIB y la capacidad laboral de un país ayudaría a su vez a disminuir la pobreza (otro de los ODS) y ofrecer mejores oportunidades para sus ciudadanos, lo que fortalece también la seguridad de las naciones.
Desde hace años la igualdad de género ha tenido una evolución valiosa y hoy en día el rol femenino ha cobrado más fuerza en más sectores. Aún no hemos conseguido cerrar la brecha entre los géneros, pero algo es seguro: vamos por el camino correcto.