España: 40 años en la OTAN

El 30 de mayo de 1982 España pasó a formar parte de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) como el 16º miembro. Esta semana se celebra el 40 aniversario de su adhesión, periodo en el cual nuestro país ha estado presente en 22 misiones, ha desplazado 125.000 efectivos y ha aportado más de 150 millones de euros anualmente.

Esta andadura, que empezó con el rechazo de políticos y movimientos sociales, ha dado un vuelco hasta convertirse en una relación de máximo compromiso e implicación, que busca ahora seguir ganando peso con la celebración de la próxima Cumbre en Madrid, los próximos 29 y 30 de junio; y el aumento de la inversión en Defensa -hasta el 2% del PIB-.

Una adhesión en plena consolidación democrática

Cuando se firmó en 1982 el tratado por el cual nuestro país se unía a la alianza militar, España se enfrentaba a grandes retos, sobre todo económicos -los efectos de la crisis del petróleo de 1973 todavía hacían mella y la tasa de paro se situaba en el 14,9%-; políticos -intento de golpe de estado del 23-F en 1981-; y sociales -los españoles vivían aterrorizados la época más sangriente de ETA, los ‘años de plomo’-. Todos estos factores coyunturales dificultaban la consolidación democrática de España, que se tornaba frágil por aquel entonces tras cuatro décadas de dictadura franquista.

La adhesión al bloque militar occidental se veía como una vía dual. Por un lado, al integrarse en la OTAN, España allanaba su camino para incorporarse a la Comunidad Económica Europea (CEE), antecesora de la UE, como un país democrático de pleno derecho en el que sus habitantes pudieran gozar de un bienestar social, político y económico. Por otro lado, ser miembro de la OTAN garantizaba, no solo la integridad territorial del país, sino también la modernización de un ejército falto de recursos.

Estas razones de peso hicieron que el presidente del Gobierno de la época, Felipe González, cambiase su postura inicial y, de ser uno de los principales detractores de la entrada en la OTAN, apostara por la permanencia de España en el organismo. La intensa campaña socialista culminó en el referéndum del 12 de marzo de 1986 en el que la sociedad revalidó con un 52,54% la integración de España en el organismo militar.

 40 años después: 22 misiones, 125.000 efectivos y un sector pionero de Defensa

Desde su incorporación en la OTAN, España ha intervenido en 22 misiones, en las que han participado 125.000 militares, entre las que destacan Bosnia, Kosovo, Afganistán o Libia, con el objetivo de restablecer la paz y garantizar la libertad y la seguridad de esos territorios.

Letonia y Lituania son las últimas misiones de la OTAN, como respuesta a la invasión rusa de Ucrania. España ha desplegado 500 efectivos en Letonia que trabajan dentro de las fuerzas internacionales de la OTAN para la disuasión de Rusia. También ha enviado carros de combate Leopardo 2E, vehículos de infantería Pizarro -primera vez que nuestro país despliega este tipo de capacidades en el exterior- y otros medios mecanizados como el transporte oruga acorazado M-113, morteros pesados, vehículos de combate de Zapadores y misiles contra carro 'Spike'.

En el caso de Lituania, desde el 1 de abril de 2022 el destacamento Aéreo Táctico Vilkas ('Lobo' en lituano), con ocho aviones de combate F-18 y 140 militares del Ejército del Aire, forman parte de la Policía Aérea en el Báltico, que vigila la frontera aérea rusa.

Económicamente, el sector de Defensa y Seguridad se ha visto reforzado en estas décadas. España, gracias a las misiones y a los compromisos adquirido con sus aliados estratégicos, se ha conseguido posicionar como el séptimo exportador de tecnología de Defensa en el mundo. Los productos y servicios vitales que proporciona, además del valor económico y tecnológico que conllevan, generan un importante empleo de alta cualificación que, a su vez, impulsa la cohesión territorial de España. El sector industrial de la Defensa de España, que genera más de 95.000 empleos, es uno de los más innovadores del mundo.

Lo que empezó siendo una unión controvertida ha acabado siendo una relación beneficiosa tanto para España como para la OTAN. Nuestro país, que se ha constituido como uno de los actores principales en el ámbito de la seguridad y de la defensa, ha mejorado su posicionamiento en el mapa y sus capacidades militares; mientras que la OTAN cuenta entre sus filas con un aliado estratégico -ubicación territorial-, operativo -gran aportación financiera y de medios- y comprometido.

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